Informes internacionales muestran cómo el comercio electrónico redefine el consumo y la estrategia de los retailers.
Las marcas propias son percibidas como una opción confiable y con mejor relación precio-calidad.
Las marcas propias se consolidaron como el segmento más dinámico del consumo masivo, impulsadas por el crecimiento sostenido del comercio electrónico. Según la Private Label Manufacturers Association, con datos de NielsenIQ difundidos en 2024, estas líneas alcanzaron los US$ 271.000 millones en ventas globales y crecieron 3,9% respecto del año anterior, superando a las marcas tradicionales en ritmo y consistencia. La entidad enfatizó que el salto digital fue determinante para fortalecer su posicionamiento.
El canal online les brinda un espacio donde pueden competir sin las limitaciones del lineal físico, mostrar atributos diferenciados y construir reputación a partir de reseñas y comparaciones transparentes. Hoy, las marcas propias son percibidas como una opción confiable y con mejor relación precio-calidad, tendencia que se acentúa cuando la compra se realiza en plataformas digitales.
Más certeza
Desde la perspectiva del retail, el comercio electrónico permite ajustar surtidos, lanzar nuevas líneas y escalar productos exitosos con menos riesgo. Un análisis de McKinsey & Company sobre tendencias de retail destacó que las marcas propias son uno de los principales instrumentos estratégicos para mejorar margen, fidelidad y diferenciación, especialmente en entornos digitales donde los algoritmos de recomendación amplifican su visibilidad.
Este protagonismo digital también redefine la manera en que se desarrollan y gestionan estas líneas: ciclos más cortos, testeo rápido, decisiones basadas en datos y una lectura más fina de las expectativas del consumidor. Las fuentes consultadas coinciden en que la presencia sostenida de las marcas propias en el e-commerce refuerza su credibilidad y acelera su expansión en categorías que antes eran terreno exclusivo de grandes fabricantes.
El canal online dejó de ser solo una vía de venta para transformarse en la plataforma donde las marcas propias consolidan identidad, escala y percepción de valor. El crecimiento registrado por la PLMA, el FMI y McKinsey muestra que su papel dentro del retail global ya no es complementario, sino estructural y seguirá moldeando las decisiones de compra en un mercado cada vez más orientado al valor y la experiencia digital.

